Pocos conocen que todavía en Bolivia la Amazonía no ha sido explotada y que gran parte de ella permanece virgen y aislada, muy lejos de la acción depredadora del hombre y de la máquina. Extensos territorios boscosos y de sabana pintan un singular paisaje, donde la naturaleza y la cultura confluyen en armonía para mostrar su belleza singular.
La flora de la región esconde miles de plantas que aun no fueron estudiadas y abre innumerables posibilidades para descubrir nuevas medicinas y combatir las enfermedades. Tambien conserva diversas manifestaciones de comunidades indígenas, cuyos estudios pueden develarnos algo de la historia humana en el continente; sin embargo estos pueblos se encuentran en peligro de extinción y hay que asegurar la conservación de su vida tradicional adaptada a su ambiente, de su simbiosis con la naturaleza que los rodean y de sus tradiciones.
Lo más importante es que la Amazonía ofrece un ambiente único con gran diversidad y quizás representa la historia y el desarrollo de la vida en el planeta. Sobre el nombre de Amazonas hay varias interpretaciones, una de ellas dice que su origen se debe a las mujeres guerreras, hábiles en el manejo del arco y la flecha, que resistieron a los conquistadores europeos para abrir caminos donde transitarán los futuros visitantes de un gran destino turístico.
La Amazonía boliviana, compuesta por los departamentos del Beni, Pando y el Norte de La Paz es un área virgen, inexplorada, que esconde reservas naturales incomparables como el Parque Nacional Madidi, donde los Andes dan vida al ecosistema amazónico. El desarrollo del turismo en esta región, depende de varios factores tanto en el tipo de promoción que se decida, como de su infraestructura. Por ejemplo un camino aceptable desde La Paz seria un factor que permitiría a los numerosos turistas que llegan a esa ciudad y no quieren volar en aviones a hélice, hacerlo por tierra.
Primeramente hay que diferenciarla de la existente en otros países y por sus varias características exclusivas la promovería con el nombre de “Amazonia Andina” o “La Amazonia mas allá de los horizontes conocidos”, “Explore lo autentico de la Amazonia” etc. En el turismo receptivo, el nombre debe ser atrayente para estimular la curiosidad de los turistas. Las palabras explore, descubra etc. son los que más incentivan a los que buscan algo diferente. Sin embargo para respaldar cualquiera de estos nombres o los que se puedan sugerir, debemos definir claramente lo que los hace tan diferente.
Con mis conocimientos sobre nuestra Amazonía, creo que los elementos promocionales deberían incluir algunas comunidades selváticas, una fauna viva y sobre todo algunos proyectos de conservación que ahora tienen tanto impacto en los países adelantados. Todavía existen algunos asentamientos primitivos y lo más importante es conservarlos y asegurar que sus tradiciones y costumbres siguen sin la influencia del modernismo. Hoy más que nunca los visitantes están más interesados en antropología y ecología que en hoteles de cinco estrellas.
Otro primer objetivo sería desarrollar un centro de conservación del ambiente y declararlo reserva nacional o área protegida. Los visitantes buscan estas reservas y en este centro, no se deben presentar jardines zoológicos sino una fauna que vive en sus ambientes y condiciones naturales. Pájaros, mamíferos típicos del Amazonas y los saurios, son de interés mundial pero sobre todo lo que el mundo actual exige es ver esfuerzos de conservación y poder visitarlos cómodamente. Un ejemplo que experimenté en Paraguay es el interés de los turistas para ver al Borojchi o en ingles “The Maned Wolf of Paraguay” que es un ejemplar de zorro con patas largas que todavía se encuentra en las pampas del Beni.
Tambien hay lugares arqueológicos en las cercanías de Trinidad y aúnque no sean tan espectaculares como Machu Picchu o Tiwanacu, se las puede vestir con una historia creíble enfatizando su antigüedad y los conocimientos de una cultura que nos dejó sus caminos elevados que utilizaban en tiempos de inundaciones. Hasta hora no se hicieron muchos estudios sobre esta cultura y seria recomendable iniciarlos.
Algunos museos bien hechos con explicaciones en varios idiomas sobre antropología, fauna y flora etc. seria recomendable en varias ciudades. Yo utilizaría la casa de Nicolás Suárez en Cachuela para crear un pequeño museo histórico de su vida y enfatizar su visión y esperanza de poder pasar las cachuelas del Rió Beni. En tiempo de agua, estas cachuelas (saltos de agua) son impresionantes y muestran el poder de la naturaleza virgen y aterradora de este lugar.
Finalmente el folklore local es diferente de cualquier otra región y su presentación en forma regular seria un adicional para el interés de los visitantes. Pequeños festivales con fechas anteriormente programadas, se pueden promover con concursos y premios a los conjuntos ganadores y a la vez nos permitirán conservar nuestras tradiciones.
Otros intereses turísticos que se pueden difundir son: la observación de pájaros, paseos en la selva virgen, safaris fotográficos, la explotación de la goma y de la castaña, la pesca, la ganadería y los criaderos de caimanes, como también las artesanías específicas del área. La forma más interesante para atraer turistas es la navegación por sus majestosos ríos, pero para viajes de varios días las embarcaciones dedicadas a los turistas, deben incluir ciertas facilidades y comodidad.
Todo lo expuesto, puede contar con éxito a mediano y largo plazo, pero debemos asegurar primeramente hoteles aceptables en las ciudades, albergues típicos con el mínimo de comodidades en los lugares promovidos, frecuencias aéreas fiables y entrenar el sector de servicios que atenderá los visitantes. Las inversiones son obligatorias para el desarrollo del turismo amazónico y aunque tome tiempo, si ahora no pensamos construir el futuro, este nunca nos llegará. Conservar su patrimonio y el así llamado “Destino Verde” como también dar los primeros pasos para crear la infraestructura que requiere el turista actual, son las condiciones básicas para iniciar un turismo receptivo, que bien manejado, asegurara un futuro de gran importancia para estos departamentos.
Es importante impulsar una promoción de nuestros destinos turísticos en Brasil, Argentina y Perú. Ya hace algunos años propuse a una línea aérea realizar vuelos de Cobija a Puerto Maldonado en el Perú. Esta conexión incentivaría a los miles de turistas que llegan al Cuzco y que después de visitar Puerto Maldonado sigan su ruta a La Paz haciendo escala en Cobija Pando.
Cobija podría atraer los turistas brasileños que llegan a Rió Branco o algunos internacionales que visitan el Acre, pero estos circuitos deben ser programados por los operadores internacionales cuyas decisiones se adaptan al interés de sus clientes para una región específica, o incentivados por una promoción directa a su público que es muy costosa. Es mejor visitarlos y con un buen material promocional, convencerlos, o comprar un aviso en sus manuales que se distribuyen a millones de compradores en Europa y los Estados unidos.
Durante mi estadía Riberalta y en mis viajes por el Rió Beni y sus afluentes, viajaba acompañando a un amigo llamado Víctor Montaño, pero su apodo era Capullo, porque cuando era niño cantaba una canción que se llamaba Capullito. A mí también me pusieron el apodo de “Serere” porque usaba el cabello corto y mis pelos estaban todo el tiempo parados. Seguramente que me parecía a un pájaro con este nombre, que al espantarse desplegaba sus plumas y que estas son medias rubias por lo que también me llamaban “El Choco Serere”.
Recuerdo que en uno de los viajes, le regalaron a Capullo un chanchito pero este desapareció una noche cuando pernoctamos en una de las barracas localizadas en las orillas del río. Nos olvidamos del chanchito pero pasaron unos meses y en otra parada que hicimos en esta misma barraca, la señora del siringuero le dijo;- Don Capullo, apareció su chancho y se lo puede llevar- Capullo agarro el chanchito que ahora era todo un chancho, y estaba amarrándolo en la canoa, cuando la señora le dijo –Pues quien me pagará la pensión.- Nunca supe que había que pagar pensión para un chancho y Capullo decidió regalárselo.
En otra ocasión, volvía solo en la madrugada de un “buri” o fiesta local de Ivon, una barraca situada a unos kilómetros de Riberalta y escuche un lamento que parecía a veces una risa y sonaba como un guajojó. Al no ver a nadie y como un nuevo habitante de la selva, y sobre todo que este lamento me perseguía, apure mi marcha y termine corriendo. Al día siguiente conté este episodio, sin aclarar que estaba escapando y me dijeron que es un pájaro llamado guajojó que sigue algunas veces a los que andan solitos en las madrugadas.
Hay innumerables anécdotas que podría narrar, pero no vienen al caso por que el tema es el turismo, pero como turista en varias partes del Beni, aprendí mucho y finalmente me incorporé a las tradiciones locales de Riberalta, gozando los desayunos en el mercado, el juego de San Simón que practicada en el hotel del Choco Reque donde me alojaba y al sentir la sincera amistad de la gente de esta ciudad y de los sencillos habitantes en cuyos caseríos pasaba mis noche en los ríos.
Vagando por mis recuerdos, también vienen a mi memoria las noches de luna llena que pase en los ríos del Beni y su místico romanticismo que bailaba a los sonidos melódicos y murmullos de la selva o tocando en mi acordeón la canción “En las playas desiertas del Beni”, hecha celebre por el cantor conocido como “El Trueno”.
He querido abreviar en pocas líneas los conceptos básicos, que a mi entender deberían cristalizarse para iniciar el futuro turístico del Beni, Pando y de mi querida Riberalta donde pase momentos inolvidables. Para un joven europeo, llegado después de experimentar parte de la segunda guerra mundial, la magnificencia de esta parte del mundo tan diferente a lo que conocía en mi país, ha producido un crecimiento moral que me ayudo mucho en mis experiencias posteriores por las que pase durante mi vida. Finalmente espero que algunos hijos de la Amazonía complementen mis sugerencias con sus ideas y sobre todo, este artículo despierte el interés y la participación de muchas personas en un campo que puede ser tan valioso como cualquier otra actividad económica.
(*) Darius Morgan Martin es pionero de la industria turística en Bolivia. Ha escrito muchos trabajos especializados sobre el tema.
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